El ámbar es una resina de coníferas cuyo color varía según la naturaleza del suelo.
Durante miles de años, al ámbar se le han atribuido numerosos beneficios en contacto con la piel.
El principio: el fósil emite iones negativos que, en contacto con la piel, regulan la circulación de las energías en el cuerpo, influyendo en el estado de ánimo y en la calidad de la circulación sanguínea.
Al ámbar también se le atribuye el poder de resolver las dificultades para conciliar el sueño, calmar la ansiedad, tratar problemas en las articulaciones, el reumatismo, pero también afecciones de la piel (eczema, psoriasis, etc.).
Entre los niños es especialmente conocido por sus propiedades calmantes contra el dolor de muelas.
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